El avanzado agotamiento del principal recurso natural (petróleo) para la obtención de energía, necesaria para el desarrollo y progreso de la humanidad, los problemas ambientales, como el calentamiento global, instauran la necesidad y obligación de tener que adoptar un nuevo modelo energético: los agrocombustibles.
Esta nueva alternativa pretende ir reemplazando a los combustibles fósiles en forma paulatina, tal es así que existe una ley 26.093 en la cuál queda establecido que un 5% del volumen de combustibles deberá estar constituido por biocombustibles en nuestro país al año 2010.
Resulta interesante adelantar que esta transformación está ocasionando consecuencias tales como: mayor cantidad de tierras cultivables destinadas a cultivos más rentables (por ej. la soja transgénica) convirtiéndose así en un monocultivo, la deforestación de bosques nativos ante la expansión de la frontera agrícola, y además la aparición de grupos denominados pooles de siembra que están vaciando el campo a través del arrendado de los mismos y provocando la destrucción de la agricultura familiar qué es muy importante para la seguridad alimentaria de las regiones. Ante ésta realidad se considera a este cambio que pretende ser ecológico (verde) como un cuento más.
Aproximación al tema:
Los combustibles fósiles son esenciales para el desarrollo y progreso económico de un país por sus diversas aplicaciones, principalmente porque son fuentes de energía no renovables que se usan para generar electricidad. Esta última es imprescindible para dicho progreso sobre todo en los países desarrollados que son los que más demandan y consumen energía. Pero somos concientes de las consecuencias de la utilización indiscriminada de estos recursos, es decir la degradación ambiental que pueden ocasionar.
El calentamiento global es una de las principales razones por las que se está buscando una alternativa a estos recursos energéticos, ya que de su combustión se libera C02 (dióxido de carbono) principal gas de efecto invernadero o calentamiento global.
Es por este motivo primordialmente que se está proponiendo cambiar el modelo energético actual, y la alternativa latente son los agrocombustibles, es decir utilizar distintos cultivos como una nueva fuente de energía. Esto ocasiona un gran debate, ya que esos cultivos son alimentos básicos de los pueblos y ahora podrían tener un futuro diferente. Diversas ONGs, y movimientos ecológicos, están advirtiendo que para la satisfacción del modelo Bioenergético, se deberán sacrificar selvas y montes, desplazar a comunidades de sus tierras, destruir la biodiversidad natural y caer en el monocultivo por el avance agrícola.
Por este y el momento coyuntural que está atravesando nuestro país nos propusimos investigar sobre el tema, y esperamos responder los interrogantes que surgieron y cuál es el costo-beneficio del nuevo modelo energético.
CONCLUSIÓN
Más del 80% de la producción de energía en el mundo depende de los combustibles fósiles, siendo el petróleo el principal recurso utilizado, que actualmente está en declive y las reservas se están agotando ante el consumo que sigue creciendo y ya comienza a ser insostenible para los países que tienen que importarlo. Este es el verdadero motivo por el que se está buscando una alternativa para garantizar la seguridad energética, y no los problemas ambientales como se quiere hacer suponer ahora, ya que los principales países que contaminan con la emisión de gases de efecto invernadero no se mostraron muy dispuestos a firmar Tratados para el mejoramiento del ambiente como el de Kyoto. Y esto se contrasta con el cambio de postura que tienen en la actualidad en donde son impulsores del nuevo modelo energético basado en los Agrocombustibles.
A pesar de la gran expectativa que se ha generado, por el uso y producción de biocombustibles, estos presentan varios interrogantes. Ya que en el corto plazo todo hace suponer que los biocombustibles serán obtenidos de cultivos como: la soja, el maíz, la caña de azúcar y la colza, entre otros, lo que implica extremar los cuidados acerca del modo en que estos cultivos se van a obtener. Los riesgos esenciales tienen que ver con el desplazamiento que pueden producir en cultivos destinados a producir alimentos e incrementar la presión para expandir la frontera agrícola sobre ecosistemas frágiles o sobre montes y selvas.
La producción y uso de la bioenergía no deberían ampliar las desigualdades sociales, especialmente entre países desarrollados y en desarrollo. Las necesidades locales deberían tener prioridad por sobre el comercio global y la demanda solvente. El comercio en materia de bioenergía no debe resultar en impactos negativos en materia ambiental y social ni debilitar la soberanía y seguridad alimentaria.
Se considera positiva la implementación de los agrocombustibles como una nueva alternativa que se suma a las ya existentes, pero no son la solución al problema. Es decir, que para ser una buena propuesta deben ser obtenidos en forma sustentable, y esto incluye que se tengan en cuenta la eficiencia del cultivo (por ejemplo la caña de azúcar, y no el maíz o el trigo para obtener bioetanol) a ser transformado, las regiones y tecnologías a utilizar. Para que esto no repercuta negativamente en los recursos naturales y la humanidad. Además debe considerarse las otras energías alternativas como la solar y eólica, que se pueden aplicar en regiones y de ésta manera ayudar a sostener el consumo. Dicho consumo debe ser regulado con un cambio de hábito de la humanidad que deberá buscar la manera más eficiente de ocupar la energía.
No debemos olvidarnos que la política agraria implementada en las últimas décadas ha contribuido a concentrar la tierra, a expulsar a los pequeños productores, a incorporar con fuerza un modelo tecnológico basado en un “paquete” sin límites éticos ni morales, donde el lucro está garantizado para las grandes compañías multinacionales de insumos agrícolas, que ornamentan nuestros campos con fertilizantes y transgénicos, pero lo cierto es que esto no ha contribuido a erradicar el hambre del mundo, sino todo lo contrario, ha ampliado la brecha entre los pobres y los ricos como todo modelo neoliberal. Y ante nuestros ojos vemos como se produce el saqueo de nuestros recursos naturales y estamos cada vez más sometidos a los intereses del Norte, demostrando que la “la colonización continúa”.
Profesor. OLIVERA, WALTER.
walter2olivera@hotmail.com maximoo@arnet.com.ar
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