viernes, 2 de octubre de 2009

Violaciones de la Soberanía y la Seguridd Alimentaria



Violaciones de la Soberanía y la Seguridad Alimentaria:
La determinación de metas productivas en función del mercado, fundado en la atención de la demanda solvente (por Ej.: exportación de soja), ya que ésta obliga con frecuencia cada vez mayor a recurrir a la importación de alimentos, incluso de algunos que hace un tiempo no muy lejano se producían en el País. Ello implica una dependencia de alimentos de terceros países, así como también la disminución de la oferta de alimentos para atender los requerimientos de la población más vulnerable y de menores ingresos, con significativas consecuencias sobre la salud de sus miembros y el presupuesto requerido para la atención de enfermedades generadas y/o potenciadas por la mal nutrición, tanto cualitativa como cuantitativamente.
Argentina cuenta con los recursos naturales suficientes para la producción de los alimentos y otros bienes de consumo diario requeridos por la población, pero la disponibilidad de ellos está concentrada cada vez más en pocos titulares y el uso de ellos está determinada por el mercado, predominantemente externo. Ello implica que no se encuentran disponibles en su totalidad y menos aún para satisfacer requerimientos de la población no solvente.
Cargill, ADM, Bunge, Toepfer y Dreyfus, operan y se expanden velozmente tanto en el norte como en el sur de la región. En Argentina, las 5 compañías exportan el 78% del trigo, 79% del maíz, 71% de la harina de soja, 95% del aceite de soja y el 99% del girasol. Esta situación se repite en casi toda Sud América, lo que implica que el grueso de la producción mundial de alimentos exportables está en manos de estas empresas, que tienen gran poder en las negociaciones comerciales.
Los monocultivos y los cultivos en gran escala han conducido al desmoronamiento de los tradicionales mecanismos de SEGURIDAD Y SOBERANIA ALIMENTARIA construidos en el transcurso de varias generaciones como la agricultura familiar. Como efecto de los monocultivos asociados a inadecuadas tecnologías de punta, el medio rural fue perdiendo habitantes que, en su mayoría, pasaron a formar parte de la porción de población que vive marginada en los centros urbanos y en los pueblos de mayor magnitud. Ésta inmigración implica la desaparición del hogar y el hábitat.
La introducción de nuevas variedades y paquetes tecnológicos (Ej.: semillas transgénicas y herbicidas a pagar después de la campaña, impulsado por las transnacionales con complicidad del Estado), han provocado la pérdida de la biodiversidad, natural y de cultivos básicos de la alimentación regional, la desaparición de los sistemas de producción tradicionales (agricultura familiar) de los pequeños productores, ante el desigual acceso a los recursos productivos que tienen comparados con los medianos o grandes productores. Todo esto ha contribuido a una mayor inseguridad alimentaria para los pobres. (FAO).
No existió en estos primeros años, ninguna consideración importante sobre los derechos hacia el consumidor en el sentido de la necesaria identificación de lo productos o su etiquetado, tanto de los productos cosechados en el campo como de los alimentos derivados de estos transgénicos. Ni las empresas, ni el Estado, han observado esta posibilidad, considerado por ambos sectores como un costo adicional innecesario y una interferencia en el proceso de comercialización.
Los argentinos en general, jamás se enteraron adecuadamente de lo que ingerían. El ya lamentable episodio, impulsado por los promotores del grupo Bio sobre la llamada “Soja Solidaria” ha dejado el sabor “rancio” de un alimento no reconocido en los paladares de los argentinos (ni pobres ni ricos) sobre todo los aspectos de riesgo nutricional y alimenticio que no fueron tenidos en cuenta, al impulsar un “regalo” de esta magnitud a los excluidos del país y la casi ausencia de un gobierno, que luego del fuerte llamado de atención de varias organizaciones civiles, promovió una discusión científica y social mucho más seria, realizando las pertinentes recomendaciones. Los niños que se pretendía alimentar son los que se encuentran en mayor riesgo. Luego de nueve años de liberación comercial de la soja y los alimentos transgénicos, continúa aún tan vigente como entonces una deuda de respeto hacia el consumidor y la sociedad argentina: el derecho por saber y elegir.

AGROCOMBUSTIBLES O CUENTOS VERDES


El avanzado agotamiento del principal recurso natural (petróleo) para la obtención de energía, necesaria para el desarrollo y progreso de la humanidad, los problemas ambientales, como el calentamiento global, instauran la necesidad y obligación de tener que adoptar un nuevo modelo energético: los agrocombustibles.
Esta nueva alternativa pretende ir reemplazando a los combustibles fósiles en forma paulatina, tal es así que existe una ley 26.093 en la cuál queda establecido que un 5% del volumen de combustibles deberá estar constituido por biocombustibles en nuestro país al año 2010.
Resulta interesante adelantar que esta transformación está ocasionando consecuencias tales como: mayor cantidad de tierras cultivables destinadas a cultivos más rentables (por ej. la soja transgénica) convirtiéndose así en un monocultivo, la deforestación de bosques nativos ante la expansión de la frontera agrícola, y además la aparición de grupos denominados pooles de siembra que están vaciando el campo a través del arrendado de los mismos y provocando la destrucción de la agricultura familiar qué es muy importante para la seguridad alimentaria de las regiones. Ante ésta realidad se considera a este cambio que pretende ser ecológico (verde) como un cuento más.
Aproximación al tema:
Los combustibles fósiles son esenciales para el desarrollo y progreso económico de un país por sus diversas aplicaciones, principalmente porque son fuentes de energía no renovables que se usan para generar electricidad. Esta última es imprescindible para dicho progreso sobre todo en los países desarrollados que son los que más demandan y consumen energía. Pero somos concientes de las consecuencias de la utilización indiscriminada de estos recursos, es decir la degradación ambiental que pueden ocasionar.
El calentamiento global es una de las principales razones por las que se está buscando una alternativa a estos recursos energéticos, ya que de su combustión se libera C02 (dióxido de carbono) principal gas de efecto invernadero o calentamiento global.
Es por este motivo primordialmente que se está proponiendo cambiar el modelo energético actual, y la alternativa latente son los agrocombustibles, es decir utilizar distintos cultivos como una nueva fuente de energía. Esto ocasiona un gran debate, ya que esos cultivos son alimentos básicos de los pueblos y ahora podrían tener un futuro diferente. Diversas ONGs, y movimientos ecológicos, están advirtiendo que para la satisfacción del modelo Bioenergético, se deberán sacrificar selvas y montes, desplazar a comunidades de sus tierras, destruir la biodiversidad natural y caer en el monocultivo por el avance agrícola.
Por este y el momento coyuntural que está atravesando nuestro país nos propusimos investigar sobre el tema, y esperamos responder los interrogantes que surgieron y cuál es el costo-beneficio del nuevo modelo energético.
CONCLUSIÓN
Más del 80% de la producción de energía en el mundo depende de los combustibles fósiles, siendo el petróleo el principal recurso utilizado, que actualmente está en declive y las reservas se están agotando ante el consumo que sigue creciendo y ya comienza a ser insostenible para los países que tienen que importarlo. Este es el verdadero motivo por el que se está buscando una alternativa para garantizar la seguridad energética, y no los problemas ambientales como se quiere hacer suponer ahora, ya que los principales países que contaminan con la emisión de gases de efecto invernadero no se mostraron muy dispuestos a firmar Tratados para el mejoramiento del ambiente como el de Kyoto. Y esto se contrasta con el cambio de postura que tienen en la actualidad en donde son impulsores del nuevo modelo energético basado en los Agrocombustibles.
A pesar de la gran expectativa que se ha generado, por el uso y producción de biocombustibles, estos presentan varios interrogantes. Ya que en el corto plazo todo hace suponer que los biocombustibles serán obtenidos de cultivos como: la soja, el maíz, la caña de azúcar y la colza, entre otros, lo que implica extremar los cuidados acerca del modo en que estos cultivos se van a obtener. Los riesgos esenciales tienen que ver con el desplazamiento que pueden producir en cultivos destinados a producir alimentos e incrementar la presión para expandir la frontera agrícola sobre ecosistemas frágiles o sobre montes y selvas.
La producción y uso de la bioenergía no deberían ampliar las desigualdades sociales, especialmente entre países desarrollados y en desarrollo. Las necesidades locales deberían tener prioridad por sobre el comercio global y la demanda solvente. El comercio en materia de bioenergía no debe resultar en impactos negativos en materia ambiental y social ni debilitar la soberanía y seguridad alimentaria.
Se considera positiva la implementación de los agrocombustibles como una nueva alternativa que se suma a las ya existentes, pero no son la solución al problema. Es decir, que para ser una buena propuesta deben ser obtenidos en forma sustentable, y esto incluye que se tengan en cuenta la eficiencia del cultivo (por ejemplo la caña de azúcar, y no el maíz o el trigo para obtener bioetanol) a ser transformado, las regiones y tecnologías a utilizar. Para que esto no repercuta negativamente en los recursos naturales y la humanidad. Además debe considerarse las otras energías alternativas como la solar y eólica, que se pueden aplicar en regiones y de ésta manera ayudar a sostener el consumo. Dicho consumo debe ser regulado con un cambio de hábito de la humanidad que deberá buscar la manera más eficiente de ocupar la energía.
No debemos olvidarnos que la política agraria implementada en las últimas décadas ha contribuido a concentrar la tierra, a expulsar a los pequeños productores, a incorporar con fuerza un modelo tecnológico basado en un “paquete” sin límites éticos ni morales, donde el lucro está garantizado para las grandes compañías multinacionales de insumos agrícolas, que ornamentan nuestros campos con fertilizantes y transgénicos, pero lo cierto es que esto no ha contribuido a erradicar el hambre del mundo, sino todo lo contrario, ha ampliado la brecha entre los pobres y los ricos como todo modelo neoliberal. Y ante nuestros ojos vemos como se produce el saqueo de nuestros recursos naturales y estamos cada vez más sometidos a los intereses del Norte, demostrando que la “la colonización continúa”.
Profesor. OLIVERA, WALTER.
walter2olivera@hotmail.com maximoo@arnet.com.ar

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Agrocombustibles o Cuentos Verdes

AGROCOMBUSTIBLES O CUENTOS VERDES

El avanzado agotamiento del principal recurso natural (petróleo) para la obtención de energía, necesaria para el desarrollo y progreso de la humanidad, los problemas ambientales, como el calentamiento global, instauran la necesidad y obligación de tener que adoptar un nuevo modelo energético: los agrocombustibles.

Esta nueva alternativa pretende ir reemplazando a los combustibles fósiles en forma paulatina, tal es así que existe una ley 26.093 en la cuál queda establecido que un 5% del volumen de combustibles deberá estar constituido por biocombustibles en nuestro país al año 2010.

Resulta interesante adelantar que esta transformación está ocasionando consecuencias tales como: mayor cantidad de tierras cultivables destinadas a cultivos más rentables (por ej. la soja transgénica) convirtiéndose así en un monocultivo, la deforestación de bosques nativos ante la expansión de la frontera agrícola, y además la aparición de grupos denominados pooles de siembra que están vaciando el campo a través del arrendado de los mismos y provocando la destrucción de la agricultura familiar qué es muy importante para la seguridad alimentaria de las regiones. Ante ésta realidad se considera a este cambio que pretende ser ecológico (verde) como un cuento más.

Aproximación al tema:

Los combustibles fósiles son esenciales para el desarrollo y progreso económico de un país por sus diversas aplicaciones, principalmente porque son fuentes de energía no renovables que se usan para generar electricidad. Esta última es imprescindible para dicho progreso sobre todo en los países desarrollados que son los que más demandan y consumen energía. Pero somos concientes de las consecuencias de la utilización indiscriminada de estos recursos, es decir la degradación ambiental que pueden ocasionar.

El calentamiento global es una de las principales razones por las que se está buscando una alternativa a estos recursos energéticos, ya que de su combustión se libera C02 (dióxido de carbono) principal gas de efecto invernadero o calentamiento global.

Es por este motivo primordialmente que se está proponiendo cambiar el modelo energético actual, y la alternativa latente son los agrocombustibles, es decir utilizar distintos cultivos como una nueva fuente de energía. Esto ocasiona un gran debate, ya que esos cultivos son alimentos básicos de los pueblos y ahora podrían tener un futuro diferente. Diversas ONGs, y movimientos ecológicos, están advirtiendo que para la satisfacción del modelo Bioenergético, se deberán sacrificar selvas y montes, desplazar a comunidades de sus tierras, destruir la biodiversidad natural y caer en el monocultivo por el avance agrícola.

Por este y el momento coyuntural que está atravesando nuestro país nos propusimos investigar sobre el tema, y esperamos responder los interrogantes que surgieron y cuál es el costo-beneficio del nuevo modelo energético.

CONCLUSIÓN

Más del 80% de la producción de energía en el mundo depende de los combustibles fósiles, siendo el petróleo el principal recurso utilizado, que actualmente está en declive y las reservas se están agotando ante el consumo que sigue creciendo y ya comienza a ser insostenible para los países que tienen que importarlo. Este es el verdadero motivo por el que se está buscando una alternativa para garantizar la seguridad energética, y no los problemas ambientales como se quiere hacer suponer ahora, ya que los principales países que contaminan con la emisión de gases de efecto invernadero no se mostraron muy dispuestos a firmar Tratados para el mejoramiento del ambiente como el de Kyoto. Y esto se contrasta con el cambio de postura que tienen en la actualidad en donde son impulsores del nuevo modelo energético basado en los Agrocombustibles.

A pesar de la gran expectativa que se ha generado, por el uso y producción de biocombustibles, estos presentan varios interrogantes. Ya que en el corto plazo todo hace suponer que los biocombustibles serán obtenidos de cultivos como: la soja, el maíz, la caña de azúcar y la colza, entre otros, lo que implica extremar los cuidados acerca del modo en que estos cultivos se van a obtener. Los riesgos esenciales tienen que ver con el desplazamiento que pueden producir en cultivos destinados a producir alimentos e incrementar la presión para expandir la frontera agrícola sobre ecosistemas frágiles o sobre montes y selvas.

La producción y uso de la bioenergía no deberían ampliar las desigualdades sociales, especialmente entre países desarrollados y en desarrollo. Las necesidades locales deberían tener prioridad por sobre el comercio global y la demanda solvente. El comercio en materia de bioenergía no debe resultar en impactos negativos en materia ambiental y social ni debilitar la soberanía y seguridad alimentaria.

Se considera positiva la implementación de los agrocombustibles como una nueva alternativa que se suma a las ya existentes, pero no son la solución al problema. Es decir, que para ser una buena propuesta deben ser obtenidos en forma sustentable, y esto incluye que se tengan en cuenta la eficiencia del cultivo (por ejemplo la caña de azúcar, y no el maíz o el trigo para obtener bioetanol) a ser transformado, las regiones y tecnologías a utilizar. Para que esto no repercuta negativamente en los recursos naturales y la humanidad. Además debe considerarse las otras energías alternativas como la solar y eólica, que se pueden aplicar en regiones y de ésta manera ayudar a sostener el consumo. Dicho consumo debe ser regulado con un cambio de hábito de la humanidad que deberá buscar la manera más eficiente de ocupar la energía.

No debemos olvidarnos que la política agraria implementada en las últimas décadas ha contribuido a concentrar la tierra, a expulsar a los pequeños productores, a incorporar con fuerza un modelo tecnológico basado en un “paquete” sin límites éticos ni morales, donde el lucro está garantizado para las grandes compañías multinacionales de insumos agrícolas, que ornamentan nuestros campos con fertilizantes y transgénicos, pero lo cierto es que esto no ha contribuido a erradicar el hambre del mundo, sino todo lo contrario, ha ampliado la brecha entre los pobres y los ricos como todo modelo neoliberal. Y ante nuestros ojos vemos como se produce el saqueo de nuestros recursos naturales y estamos cada vez más sometidos a los intereses del Norte, demostrando que la “la colonización continúa”.

Profesor. OLIVERA, WALTER.

walter2olivera@hotmail.com maximoo@arnet.com.ar